lunes, 7 de febrero de 2011

Cuatro poemas insaciables

Por Lopus-Roldán-Pernath-Etón
 
La ciudad a través del cristal humedecido, por María Plata




I.

Tarde de lunes festivo, desocupado.
y unos ojos de niño brotan por la ventana
a un cielo gris. Afuera apenas llueve.
La calle es una isla larga y es un río sin peces
y en el aire, en donde se esconden y se
                                                  [funden
los secretos,
vuela una imagen vaporosa:
una niña de ojos pequeños y senos
que apenas asoman a su cuerpo.
Afuera hay olvidos que soplan
sobre las islas que flotan
empañadas por la ventana.
Y cruza por los ojos de ella
una vaga imagen:
un niño cobarde
mirando el cielo gris;
y cruza por los de él,
los retazos de recuerdos
de una niña inalcanzable.


II.
 
Esta tarde urde un encuentro,
un desencuentro.
Hay un atardecer bello,
naranja derramada en el cielo,
filtraciones de óleo azulado entre las nubes.
pero escucho silencio,
sin límites y sordo,
¿dónde andarás?
corazón pasajero
que me dejas sólo tu carne.



III.
 
La noche arroja sus huéspedes
a la calle...
Y  entonces te vi.
Tan llena de sexo,
de sueño vivo
y poesía en las enredaderas
del balcón de tus ojos.
Y la noche fue una copa, otra,
una boca, un sabor,
un licor de labios,
un te vi y un adiós.
Y aún me pregunto inútilmente:
¿Te volveré a ver?


IV.
 
Intensidades de la lluvia.
Primero es tímida, apenas un murmullo
que asoma
como la noche en el campo;
tranquila,
apenas se estrella contra la ventana.
Lluvia adolescente,
lluvia misteriosa.
¡A lo lejos se escucha un relámpago!
como una fiera ronca,
y cada gota se desmorona,
se arranca salvaje desde el cielo,
con ímpetu, sin premeditación;
ahora no hay tregua,
la lluvia es el telón desenfrenado de la tarde,
hay ríos sobre el asfalto,
el Olimpo se derrama y fecunda toda la
                                                  [ciudad,
la calle es un paisaje de ondulaciones
y lagos enmarañados;
lluvia furiosa,
lluvia sin misericordia.
y luego, ahora,
en el rio del tiempo,
cae maná blanco,
y de a pocos,
la calle se vuelve una vieja
con la sien canosa,

V.

Se despojó de su ropa
y bailó libre en la sala,
fue luna en la noche, sola;
brilló desnuda en una copa;
como el deseo que ronda
a un alma baldía en terrenos.
buscó su leche en los senos fríos,
deseó la vida;
su mano cubrió esa nada.
Se posó sobre el diván de henos.

Por Lopus



Torso estriado, 1923, por Man Ray



VAMOS TRANSCURRIENDO EL CUARTO
SÉPTIMO…

Vamos transcurriendo el cuarto séptimo;
mañana tenderemos cuarenta y nueve
almanaquosos lapsos ardientes.

Cometeré estas siembras matutinas,
expoliando la introspección,
hasta quedar exterior, cálido y lúdico.

Bailamos sin cesar a costas de la lluvia.
Ya vamos transcurriendo el treceavo mes;
desplegamos las alas
y adherimos
el vértigo de andar en desbandada.

Dos y tres y cuatro y veinticinco
días escanciados
en esta granja que me da de probar
sus meloncillos.

Quédate tranquilo y no descanses
que ya vienen por ti mientras te alumbras.
Cierra los ojos que el tiempo está tibio
y la luz de un Sol oculto
explota en centellantes cabezadas.

Cinco y siete y trece y veinticinco;
continuemos la cuenta hacia atrás
y adelante,
contorsionemos las almas porosas.

Qué desconectado arriba el tiempo
y nosotros aunándolo de lleno
para descargarlo con intensidad
en intervalos alterados.

Puebla arriba del mundo atenazado
una fiera comunión de orates perniciosos,
un Big father ambiguo que nos mira.
No lo he perdido
en volátil escapada
desde edenes escarpados y telúricos.
Tú tampoco te contentas, como yo,
                                            y te marchas
con el ritmo rojo que amenaza la noche.

Por Francisco Roldán




Por María Plata
DOS ESTROFAS: INICIAL Y FINAL

Si dios quiere
mañana al amanecer
comeremos pan;
veremos la luz
abierta de par en par;
caminaremos al trabajo,
lentos, cansados,
mascullando resignados:
¡hágase su voluntad!

***

Si dios quiere,
y ya me he acostumbrado a que así sea,
mañana
(cuando sobre nuestra espalda
se sume el ocaso a la resignación),
la mano longeva que ha emborronado con
                                                 [sangre
toda nuestra geografía,
la mano hábil que nos ha sabido moldear
y arrastra impune todos nuestros muertos,
se posará con pesada facilidad
sobre mi hombro izquierdo
y hará imponente
una señal de silencio.

Por Athanasius Pernath



ENTREVISTA:

Su madre ha muerto:
Ahora nada le debo
Ya nada queda.

Su padre ha muerto:
Nunca lo quise
A los perros

Su hermana ha muerto:
Nunca la conocí
Ya nada siento…
¿Y el niño?:

Lo llevo a la ciudad
En este campo
Ya nada tengo…

—todo ha sido desplazado—

Por Emil Eton

Paso ligero, por María Plata

No hay comentarios:

Publicar un comentario